Comenzó la temporada de lluvias y de forma espontánea se generaron nubes por doquier, hace apenas unos dos días el clima era seco, muy seco y la nariz se resentía de el polvo por más limpieza.
Los días además habían sido muy calurosos, menos que otros años pero más persistentes.
Con días muy ocupados yendo y viniendo a la escuela y corriendo de un lado a otro, con exámenes de Chris y los que vienen nos hemos sentido algo presionados. Corriendo con las clases de Fanny y con la graduación encima. A solo unos días y sin comprar aún la tela del pantalón, me siento un poco asfixiada y acelerada.
Aun así, me he dado tiempo de fotografiar las flores que me encuentro cuando voy por Chris después de terminar el ensayo de la escolta, es triste que hayan decidido hacerla según estatura y no por promedio pero...así es a veces.
Necesito relajarme, meditar, escuchar mi propio cuerpo.
Los colores de la naturaleza y la lluvia me tranquilizan.
La lluvia con su golpeteo en las ventanas, el piso, el techo y ese característico olor a preticor de Guadalajara y sus flores de primavera.
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