martes, 9 de julio de 2024

Mazamitla, el pequeño pueblo mágico.

 Nos fuimos de escapada a un pequeño pueblo en el sureste de Jalisco.

Es un lugar a solo dos horas de Guadalajara pero, hay que tomar en cuenta el tráfico y, sin duda, pensar en la estadía. 

Hay muchísima gente por todos lugares, tanto, que es difícil encontrar un área en la que se pueda hacer una foto sin personas.

Pero, sin duda se puede pasar un buen rato por las calles caminando y con opciones de antojitos como  elotes asados o cocidos, tamales dulces, pan dulce como chorreadas y galletas, cajeta, quesos, mermeladas y, además, degustar unas pacholas, platillo típico del lugar.

 Las pacholas son carne de res y cerdo mezcladas, molidas y empanizadas.


Las acompañan con arroz, ensalada y una sopa de frijoles con tiritas de tortilla frita que sirven antes de las pacholas. 

También se pueden encontrar exhibiciones de arte por la plaza principal, degustación de platillos de otras regiones y hasta otros estados. Yo compré un delicioso vino de Zacatecas y debo decir que comí un caldo de res.

Algo de lo mas lindo del lugar son los pinos de todos tipos pero además, las hermosas hortencias en plazas, cabañas y todos lugares.






En el centro se pueden encontrar los mejores quesos y conservas, es difícil aparcar así que es mejor caminar por las calles empinadas que dejan los chamorros cansados, también es mejor quedarse en alguna cabaña apartada del centro ya que el ruido de los razr, cuatrimotos, autos y camiones de turistas es molesto, al menos de noche que ya se termina cansado del traqueteo del día.

El quiosco tiene un maravilloso techo tejido como se puede ver en muchas regiones de Jalisco.







El segundo día que estuvimos caminando por la plaza, comenzó una lluvia fuerte, así que nos sentamos en unas sillas que estaban bajo un toldo alrededor de unas mesas que más temprano usaron niños para pintar.

En ese momento, comenzó la lluvia mucho más fuerte, el cielo completamente gris y con nubes muy bajas no daban tregua, cuando, de repente, una familia llegó corriendo a acomodarse en las últimas sillas libres de las tres mesas bajo el toldo. 

Estuvieron un rato esperando que la lluvia amainara sin que esto llegara a suceder y entonces, aprovechando la mesa en medio de nosotros,  sacaron bolsas con pollo asado, ensaladas, refrescos, tortillas, vasos, platos y comenzaron a servirse la comida. 

Fue muy incómodo ya que nosotros habíamos comido un par de horas antes y el olor del pollo era sinceramente disgustante y molesto, pero, compartimos sonrisas cómplices con algunas personas de alrededor de las mesas, quienes, ajenos a la situación pero en medio de ella, teníamos que hacernos a la idea de que estaríamos en el festín de una hermosa familia hambrienta que se dividía la comida. 

Y comenzó el show... niños pequeños tirando piezas de pollo y dando patadas a otras personas por debajo de la mesa (me incluyo entre los pateados) entonces, mejor encogí las piernas debajo de mi silla y comenzaron a dolerme y quedarse dormidas después de un buen rato. 

La lluvia no cedía ni el hambre de la familia, el olor del pollo me comenzaba a dar náuseas, la ensalada volaba por los aires y fue en ese momento cuando le cayó una zanahoria embarrada de mayonesa a Estefanía en su vestido, ella gritó y se sacudió, yo los silencié con un chistido y los tres nos agachamos a observar el trozo de zanahoria en el piso. 

Toda una escena graciosa sinceramente.

Comencé a pensar que eso no terminaría nunca, cuando me calmé, respiré hondo y me relajé, todo terminaría cuando se saciaran, esto se me vino a la mente mientras una de las señoras que no había alcanzado silla mordisqueaba un pescuezo de pollo.

La lluvia por fin cedió un poco y la familia se fue a pasear por las calles del pueblito. Con el pollo frente a nosotros en la mesa, nos urgía irnos de allí y dejar atrás los olores. 

A final de cuentas platicamos un poco algunos miembros de la familia.

Estoy segura de que si hubieran podido no hubieran comido allí. 

No solo nosotros la pasamos mal. 


La cabaña donde nos quedamos estuvo bien, un lugar pequeño y acogedor con chimenea que estuvo casi toda la noche encendida y dónde, antes de dormir cocimos algunos bombones, aún así, sentíamos algo de frío.

Los niños durmieron en un cuarto contiguo emocionados con la litera.  De mañana los niños fueron a una granja pequeña con borregos, parte de la zona de cabañas, pudieron ver un pato, gallinas y muchos árboles frutales de pera, manzanas, higos, aguacate y otros.








Sin duda queremos regresar.


2 comentarios:

Norma2 dijo...

Gracia por permitirme pasear con ustedes a través de imágenes.Existen personas que no tienen educaciòn sobre el comportamiento en una mesa cuando hay otros comensales.
Besos

Diana Moriel dijo...

No conozco Mazamitla, pero por las fotos y lo que cuentas debe ser un lugar muy bello que vale la pena visitar. Por cierto las hortensias son de mis flores favoritas, que bellas todas!
Besos