Este post lo voy a dedicar a Puerto Vallarta al menos casi en su totalidad. Fuimos de entrada por salida por así decirlo, nos fuimos temprano, según iríamos a penas a las 4 de la mañana y realmente salimos a las 6:00 am.
El trayecto es largo, la carretera con muchas curvas y como no pudimos desayunar mi estómago resintió el camino, pero pude con él. Un tramo de la carretera o mejor dicho de la autopista, que es nueva por cierto, lo presumen mucho pero Nayarit no lo ha terminado por lo que es menos de una hora lo que se puede ir en ella y de repente se termina y se tiene que salir de nuevo a la carretera que es una belleza por los alrededores, el paisaje es bello pero esas curvas hay hay hay, para quienes como yo tienen oído delicado no es nada que se deseé.
A mucha gente se le ocurrió salir el mismo día así que es la segunda vez que vamos por esa carretera que el tráfico nos hace llegar tarde.
Muchísimo transporte con turistas que llegan a el pequeño pueblo que para mi no tiene mucho que me interese. Se pueden observar tantas y diferentes personas en Puerto Vallarta, turismo al por mayor, pero, el día estaba ahogándonos de calor, estaba por llover y el bochorno nos molestaba muchísimo, los niños se quitaron las playeras y yo estaba a punto de hacer lo mismo 😂
Cuando comenzó la lluvia estábamos por llegar al malecón.
Al poco rato la lluvia cesó lo que hizo que el día estuviera mucho mas asfixiante por que la lluvia no logró refrescarlo. Pero con todo y eso hicimos lo que pudimos por pasar una buena tarde conociendo un poco de el pueblito, por que eso es. Un pueblo en el que se puede encontrar de todo. Es increíble ver como está de tupido por tiendas de todo tipo.
Al llegar al hotel, caminando al cuarto, no pude evitar tomar esta foto, solo me recordó la película the shining. 😆
Y los niños por fin pudieron jugar un rato en la arena, caminar por la playa, y sentir que habíamos ido por lo que les dijimos, la playa que tanto les gusta. Pero para comer, necesitábamos ir a un lugar conocido y delicioso.
Así que seguimos en camino a Guayabitos Nayarit solo por que sabemos que hay un restaurante donde nunca nos sentimos decepcionados, Los Pineda.
Con vista al mar y con mucho miedo de que nos agarrara la lluvia, comimos, el miedo se fue quitando para dejar una deliciosa sensación de satisfacción.
Hubiera querido ir a la playa, allí la arena es dorada, creo que puedo decir que la arena de allí es la que mas me gusta.
Pero la pasamos bien, sobre todo ese acercamiento al mar nuevamente que tanta falta nos hacía, las piernas me quedaron rojas y los niños se durmieron de cansancio pero entre pasajes que observar, música en la camioneta, fue un buen regreso.
Veremos a donde vamos en estos días que aún quedan de vacaciones. Ya compartiré por aquí.
1 comentario:
Preciosas fotos! Se ve que disfrutaron de un gran viaje. Fui a Puerto Vallarta hace uuuuuh! Ya llovio! Jeje, espero poder volver algun dia para que mi hija lo conozca!
Besos
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